El comercio es, desde tiempos inmemoriales, uno de los motores de las economías de los países. El transporte terrestre y el aéreo de materias primas tiene su importancia, pero es la exportación marítima de mercancías la que mayor relevancia ha tenido, y sigue teniendo, en el comercio internacional.
No hay país costero que no tenga al menos un puerto importante y si es posible, varios. Incluso históricamente aquellos países que no tenían costa, han luchado ferozmente por conseguir una porción de tierra que les permitiera una salida al mar. Tal es la importancia del comercio vía marítima.
Este tipo de transporte tiene en sí menos limitaciones que las otras alternativas que se utilizan. Tal vez sea más lento, eso no se puede discutir, pero un solo barco de grandes dimensiones es capaz de trasportar mercancías y materias primas para las que se necesitarían centenares de aviones y camiones.
Además, el trasporte marítimo, gracias a los servicios de grupaje, abarata considerablemente los costes para las empresas que exportan o importan. Uniendo esfuerzos con otras compañías para trasladar sus productos de manera conjunta, los precios se reducen de manera significativa.
Las compañías de grupaje no solo ofrecen la posibilidad de aunar esfuerzos en el trasporte, sino que además se mueven por todo el mundo, haciendo traslados entre los principales puertos de países de todos los continentes.
Son empresas que ofrecen infraestructuras modernas y fiables para que la mercancía alcance su destino final sin ningún problema y que cuentan con importantes almacenes automatizados para agilizar todos los procesos de transbordo.
Gracias a ello, el trasporte marítimo sigue siendo fundamental para el comercio internacional. Por sí mismo o combinadas con transporte aéreo o terrestre, las rutas comerciales marítimas ofrecen un medio de trasporte seguro y fiable.
