A la hora de comenzar un negocio, hay que considerar varios factores importantes, como son: tener un buen producto o asistencia, para vender; poseer adecuada presencia y publicidad en el mercado y mantener un trato cordial con la clientela, proveedores y socios, entre otras cosas. Pero un efecto colateral que no se nombra mucho, es la cantidad de documentos, digitales o físicos que se generan y que hacen necesario recurrir a una firma de destrucción de papel.
Esto se debe a razones prácticas y legales. La primera porque acumular material que no se va a consultar después de cumplir su misión inicial, es simplemente un desperdicio que reduce la eficiencia, puesto que el espacio usado para almacenarlo queda inutilizado. Asimismo el personal que se deba encargar de la eliminación pudiera estar realizando actividades más productivas.
El segundo motivo es que aquellas organizaciones que manejan información confidencial de diferentes tipos y un ejemplo de ello serían los datos personales de los clientes, están obligadas por ley a eliminarlos en cuanto dejan de usarlos. Esto podría suceder en hospitales, comercios, entidades gubernamentales, bancos, etc.
Contratando una compañía de destrucción de papel
A pesar de los avances que la tecnología nos ha provisto en el uso de la información, todavía se crean por necesidad, diariamente, innumerables archivos en celulosa. Sin mencionar las unidades de CD, DVD, discos duros y memorias USB.
El problema es que si el volumen de textos a desaparecer es muy grande, se perdería demasiado tiempo pasando las hojas individualmente en una trituradora y hacer una fogata no es amigable con el medio ambiente. Y aunque los dispositivos electrónicos pueden ser formateados, limpiados y reciclados, el proceso tiene que hacerse de uno en uno y también consume un significativo número de recursos.
Así pues, en un mundo cada vez más interconectado y donde las corporaciones se especializan en una actividad específica, la solución es sencilla, contratar los servicios de una empresa profesional dedicada a la destrucción efectiva de los datos confidenciales. Y saber cuándo y a quién pedir ayuda es una de las claves del éxito.